Hace 41 años, el Perú fue testigo de uno de los episodios más oscuros en la historia del periodismo nacional: la matanza de ocho periodistas en Uchuraccay, una tragedia que aún hoy nos estremece y nos recuerda la importancia de la libertad de prensa y el compromiso con la verdad.
El 26 de enero de 1983, un grupo de periodistas partió hacia el remoto pueblo de Uchuraccay, en la región andina de Ayacucho, con la intención de investigar los cruentos enfrentamientos entre senderistas y campesinos. Lo que esperaban sería una tarea periodística rutinaria, pronto se convirtió en una pesadilla que conmocionaría al país entero.
Lo que ocurrió en Uchuraccay ese fatídico día sigue siendo motivo de controversia y debate. Lo cierto es que los periodistas fueron emboscados y brutalmente asesinados, presuntamente por miembros de la comunidad, en un acto de violencia que sacudió la conciencia nacional e internacional.
A pesar de las décadas transcurridas, las heridas causadas por esta masacre aún no han sanado por completo. La memoria de aquellos valientes periodistas que perdieron sus vidas en busca de la verdad debe ser honrada y preservada. Sus nombres –Eduardo de la Piniella, Jorge Sedano, Amador García, Félix Gavilán, Pedro Sánchez, Jorge Luis Mendívil, Willy Retto y Octavio Infante– deben permanecer vivos en nuestra memoria colectiva como símbolos de la lucha por la libertad de expresión y el derecho a la información.
Además de recordar a las víctimas, es imperativo que este trágico episodio nos lleve a reflexionar sobre el estado de la libertad de prensa en nuestro país. Aunque hemos avanzado en muchos aspectos, aún enfrentamos desafíos significativos en materia de seguridad para los periodistas y en la protección de su labor fundamental en una sociedad democrática.
En este aniversario luctuoso, renovamos nuestro compromiso con la defensa de la libertad de prensa y el respeto por el trabajo de los periodistas. No podemos permitir que actos de violencia como el ocurrido en Uchuraccay se repitan nunca más en nuestro país. Es responsabilidad de todos garantizar un ambiente seguro y propicio para el ejercicio del periodismo, donde la verdad pueda ser buscada y contada sin temor a represalias.
Que la memoria de los periodistas de Uchuraccay nos inspire a seguir luchando por un Perú donde la libertad de prensa sea un pilar fundamental de nuestra democracia. Que su sacrificio no haya sido en vano y que su legado perdure como un recordatorio de la importancia de mantener viva la llama de la verdad y la justicia.
Jorge Luis Castañeda Becerra
Director Agencia Perú