Por Alfredo Pérsico, CEO de FutureLab.
Los tiempos complejos y los retos resultan positivos en las empresas cuya cultura de innovación es sólida o está en proceso de consolidación. El 2023 presenta tres grandes desafíos que desde la innovación podremos enfrentar con éxito. El prmero está asociado al desarrollo de la capacidad de reinventarse que se traduce en una estrategia de crecimiento.
Buscar la expansión o ganar participación de mercado es importante; pero también lo es la diversificación de modelos de negocio exploratorios, que se puedan poner a prueba de forma barata y rápida; que permitan probar por ensayo y error hipótesis audaces. Los mercados no atendidos o adyacentes son claves para pensar la diversificación y el crecimiento inorgánico como palanca de crecimiento exponencial.
Un segundo desafío está circunscrito a la construcción de ecosistemas upstream (clústers relacionados a tecnología de punta) y downstream (clústers relacionados a los sectores) que fortalezcan la disrupción. Actualmente, la “disrupción viene desde afuera”, es decir, desde el intercambio y adopción que se produce en los ecosistemas. No solo se trata de introducir tecnología, sino de hibridizar sectores que antes no dialogaban, de aprender de sus modelos de negocio y comprender la forma en la que fortalecen su capacidad operativa, financiera y comercial.
Otro gran desafío es construir antifragilidad y resiliencia. La generación de sistemas de vigilancia estratégica es fundamental para identificar a los actores que están entrando al mercado, con lógicas nuevas y que rompen con las reglas de juego tradicionales. Aquí lo antifragil radica en los modelos que crecen en tiempos de crisis; y lo resiliente refiere a la adaptación y la capacidad para superar los embates del contexto. Son las maneras de responder al cambio que tienen los modelos de negocio.
Es clave integrar la innovación como capacidad organizacional para capitalizar todo su potencial y asegurar que se incorpore a la cultura. Es necesario un trabajo recurrente, sistemático y sistémico en la empresa. Una vía para lograrlo consiste en implementar la norma técnica ISO 56002, ya homologada en el 2021 en Perú, que recoge las mejores prácticas, a través de estándares internacionales para implantar y gestionar sistemas de innovación.
Llevar la innovación al ADN, implica hacer partícipe a toda la organización y conectar la estrategia, la operación y el soporte, en procesos que maximicen el valor de los modelos de negocio de cara a nuestros actuales y futuros clientes, y stakeholders. Innovar es esencial para el crecimiento sostenido de la empresa.